Cuando se habla de El Algarve, para muchos de nosotros a priori es hablar de una zona en nuestro país vecino bastante olvidada, especialmente si no perteneces a las regiones más occidentales de España. Lo más triste es el desconocimiento que de esta zona poseemos. Pobres de nosotros, que nos estamos perdiendo una de las áreas con mayor potencial de nuestro entorno.
Pero si hay alguien que conoce bien el Algarve son los surferos. Personas aficionadas a este deporte recorren cientos de kilómetros para llegar hasta las playas portuguesas, con unas perfectas condiciones para su práctica. Las olas del océano, junto con las características del litoral del Algarve, hacen que aquí se disputen algunas de las competiciones de surf más importantes a nivel internacional.
¿Cuál es la mejor fecha para visitar el Algarve?
Pero te guste el surf o no, una de las ventajas de la cercanía de esta zona a nuestro país, es la posibilidad de visitarlo en casi cualquier fecha. Si bien por ser una zona costera y si se quiere disfrutar de las aguas atlánticas, tanto para el baño como para el surf, el verano es la mejor fecha.
Pero la elevada ocupación de esta zona en temporada alta puede suponer un problema y el viaje podría ser más recomendable en fechas ligeramente separadas de los momentos de mayor afluencia. Además, los precios ya de por sí, muy competitivos de nuestro país vecino, serán todavía más atractivos si nos alejamos de los momentos álgidos del verano.
Un viaje recorriendo el Algarve
Faro
Un viaje al Algarve comienza en Faro. La localidad portuguesa ejerce de puerta de entrada a esta llamativa parte del sur de Portugal que bañada por el océano Atlántico nos ofrece imágenes de una belleza que dejarán impactados a sus visitantes.
Desde la ría de Faro, donde lo primero que llamará la atención a cualquier persona de origen mediterráneo o del centro de la península, será el poder de las mareas, ya que en función del momento en que se visite se podrán observar hasta dos metros de diferencia en la altura del agua del océano.
Benagil
Uno de los rincones más interesantes del Algarve lo encontramos en Benagil. Este lugar es una cala rodeada por dos pequeños acantilados separados por una rambla llena de una espesa vegetación. Uno de los acantilados puede ser ascendido desde la playa por una escalera en la roca y se puede caminar a su alrededor para obtener unas impactantes vistas del resto de la playa y del océano Atlántico.
La cima del otro acantilado también es visitable y desde allí se obtiene una panorámica por la que merece el esfuerzo de la caminata. Además, se puede observar desde arriba el famoso agujero en una de las cuevas que será el siguiente destino de nuestro viaje.
Excursiones en lanchas neumáticas a las cuevas del litoral
Ya que desde la playa parten cada poco tiempo lanchas neumáticas con el objetivo de enseñar esa parte de la costa a los turistas y mostrar las impactantes formaciones rocosas con sus cuevas y con sus salientes rocosos que surgen en el océano y que nos podrían recordar a las imágenes más conocidas de las playas tailandesas. Algunas de las cuevas y en función de la marea serán visitables, momentos en los que se podrá comprobar la pericia náutica de los pilotos de las lanchas.
Además de la más famosa cueva, con su orificio superior que crea una imagen única, la visita en lancha ofrece otros lugares de gran interés, como calas que sólo son accesibles en barco o a las que hay que entrar a través de una cueva o por ejemplo, la formación rocosa conocida como el “elefante” que está formada por dos arcos de piedra bajo los que se puede pasar y en los que con un toque de imaginación es posible observar un elefante bebiendo agua con la trompa sumergida en el agua del océano.
Carvoeiro
Tras la visita a Benagil, una posibilidad es acercarse hasta Carvoeiro, otro pequeño municipio con una bella playa enclava en el centro urbano y con un encanto de pueblo costero salpicado de tiendas y lugares tranquilos para caminar. La playa se encuentra rodeada de casas blancas con un gran encanto y verdes jardines.
Lagos
Lagos es una ciudad del Algarve que ofrece rutas turísticas que pueden ser de un gran agrado para toda la familia, comenzando por los viajes en barco para observar cetáceos y que ofrecen según la empresa más de un 90% de probabilidad de que se produzca un avistamiento y que en caso de no producirse regalarían otra excursión para contemplar los diferentes mamíferos marinos que recorren las cosas del sur de Portugal.
Por supuesto, en esta localidad, también es posible realizar excursiones en lanchas o hacer surf en sus playas.
Otra de las cosas que personalmente y por nuestra condición de levantinos me llamó la atención es la presencia de cigüeñas. Estos bellos animales, tan habituales en zonas como Extremadura, lo son también en algunas zonas del Algarve.
Sagres
Pero si hay un lugar que representa el espíritu surfero ése es Sagres. Sus playas la han convertido en refugio de los practicantes de este deporte y éstos han moldeado la ciudad a su gusto. Las tiendas que salpican este pequeño municipio han sido ideadas para el disfrute de los surfistas y cabe imaginar que, en las temporadas más frías, cuando hacer surf es cosa de los más adictos y locos por este deporte, el pueblo debe encontrarse casi vacío. Pero a medida que el buen tiempo avanza Sagres va cogiendo color y preparándose para ofrecer a quienes lo deseen algunas de las más imponentes olas de toda Europa.
Alrededor de Sagres se encuentran un buen número de playas, las más famosas, las playas da Mareta y Tonel.
La playa de Mareta
Mareta se encuentra protegida de los vientos y es una playa muy frecuentada. Además, posee servicios como aparcamientos, servicios públicos y está muy cerca de establecimientos comerciales. En ella, es muy habitual ver docenas de personas practicando deportes acuáticos, tanto habilidosos usuarios como primerizos.
La playa de Tonel
La playa del Tonel es un lugar sólo para surfistas experimentados, ya que las olas pueden llegar a poseer una gran fuerza en ella, pero su belleza puede (y debe) ser contemplada por toda nuestra expedición. De nuevo, los acantilados de bellas vetadas rocosas casi paralelas a la arena presiden toda la playa. Frente a ella se alza una pequeña roca que cuando la marea está en su punto álgido se convierte en una solitaria isla a la que podremos llegar nadando.
Mientras que, cuando la marea se encuentra baja, la posibilidad de recorrer caminando toda la playa nos dará una experiencia muy gratificante. Sobre todo, si no es en temporada alta: en nuestra visita de Semana Santa de este año, apenas habíamos una ocho o diez personas en toda la playa con los ruidos de las olas del mar y las gaviotas por única compañía.
Parada obligatoria en Sagres la tenemos en el faro del cabo de San Vicente, que rodeado de imponentes acantilados posee una de las vistas más bellas de todo el viaje. Es posible observar fotografías en la que se observa como el agua marina llega a ser capaz de verse por encima de las rocas, algo a primera vista imposible de creer, pero la fuerza del océano Atlántico es indomable.
Dando el salto desde el Algarve a la parte sur de España
Por otro lado, un viaje al Algarve permite además de manera sencilla visitar la parte más occidental de Andalucía, incluyendo las ciudades de Sevilla, Córdoba, Jerez y por supuesto una visita a Sanlúcar de Barrameda o Cádiz, con una parada obligatoria en el Parque Nacional de Doñana.
Doñana
Este enclave natural es seguramente el más importante de la península ibérica y cuenta con especies protegidas entre las que destaca el lince ibérico. No te podemos garantizar que vayas a ver un lince en tu visita, aunque sí es relativamente fácil ver jabalíes, ciervos o corzos.
Pero sí podrás disfrutar de un paseo en barco por el Guadalquivir o visitar uno de los antiguos pueblos (no prehistóricos) pero sí de hace un par de siglos y ver cómo vivían los habitantes del hoy parque nacional y morirte de envidia al saber que quedan unas pocas casas cuyos dueños acuden cuando les place a disfrutar de un enclave único. La visita a Doñana es el complemento perfecto para una visita al Algarve.
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