Después de mucho tiempo, por fin hemos conseguido viajar a un lugar al que teníamos ganas en Castilla La Mancha. Se trata de la noble villa de Sigüenza, reconquistada por el obispo Francés Bernardo de Agén, en 1121, dónde terminaría siendo trasladado como Obispo de Sigüenza.
El legado histórico de Sigüenza
Durante la alta edad media, Sigüenza se amuralla y se une a una serie de castillos y fortificaciones para hacer frente a las racias de saqueo venidas desde el Al-Ándalus. Es en esta época cuando obtiene el trazado urbano que aún se conserva. En esta época se inicia la construcción de la Catedral, el Castillo y muchas casas solariegas. Pero no es hasta la llegada de la familia Mendoza, a mediados del siglo XV cuando se alcance su máximo esplendor.
Pedro González de Mendoza, que llegaría a ser Arzobispo de Toledo y Cardenal, inicialmente fue obispo de Sigüenza. Una diócesis muy importante, que además se enclavaba dentro de los territorios dominados por su familia.
Durante esta época se engalana la población. Fruto de esta actividad renovadora, se reconstruye la Catedral, tal y como la conocemos hoy, se edifican varias plazas porticadas y se funda la Universidad de Sigüenza, que estará activa hasta el siglo XIX.
Guía de nuestra visita a Sigüenza
Nuestro viaje a tierras del alto Henares fue un tanto improvisadas y aunque sabíamos que nos encontraríamos una hermosa ciudad medieval no sabíamos la hermosura que aún los seguntino conservan.
Atravesamos el Parque Natural de Barranco de Río Dulce
Las carreteras de acceso, aunque de la red secundaria están bastante bien conservadas, por lo que no resulta difícil llegar. Si como nosotros vienes por la Autovía A2, tendrás que atravesar el Parque Natural de Barranco de Río Dulce. Incluso antes de llegar, el paisaje es una preciosidad.
Durante esta travesía tuvimos la suerte de observar buitres alimentándose a escasos metros de la carretera. Tan tranquilos estaban que pudimos parar y tomar unas fotos improvisadas. Este Parque representa un área de conservación de las aves de gran valor ecológico.
Llegamos a Sigüenza, ¿nos tomamos un aperitivo para entrar en calor?
Llegando a Sigüenza, la parte más externa del casco urbano es la típica de cualquier pueblo del interior de España, pero en seguida el paisaje urbano cambia. Es un viaje en el tiempo donde el urbanismo se ha respetado plenamente. Así, aparcando relativamente cerca del casco histórico, nos vemos rodeados de edificios renacentistas y neoclásicos como el de la antigua Universidad de Sigüenza. Esto nos habla de la importancia en el pasado de esta población.
Subiendo por una cuestecita, llegamos al corazón de la ciudad, La Catedral de Sigüenza. En su entorno encontramos varios locales tradicionales, por lo que nos decantamos por un de estos. El Bar Restaurante Atrio. La verdad es que nos gustó mucho el local, su carta gastronómica y sobretodo la amabilidad de los empleados.
En su interior, nos tomamos un vino de la Mancha, el tinto Finca Río Negro. Un tinto hecho con un coupage de variedades tintas cuya base es la variedad Tempranillo, con aportes de Syrah, Merlot y Cabernet Sauvignon. Muy interesante. Acompañando a este vino, disfrutamos de una tapa que pedimos y un aperitivo que nos pusieron cortesía de la casa; lo cual es de agradecer.
Tras esto, ya nos decidimos a recorrer Sigüenza
Ruta peatonal descubriendo Sigüenza
Como siempre decimos, la mejor forma de conocer un lugar, es a pie y siguiendo un recorrido que permita pasar por el máximo puntos de interés turísticos. En esta ocasión, nos funcionó también.
Sigüenza está en cuesta, y lo alto se corona el castillo palacio; hoy rehabilitado como Parador Nacional. Subiendo por la calle de Villegas, pasamos por varios casones de impresionante impronta; Aunque otros poco caídos y en riesgo de ruina inminente. No obstante, en líneas generales está bastante bien conservado el conjunto histórico.
Iglesia de San Vicente Mártir
Al llegar casi a la parte más alta, nos encontramos con la Iglesia de San Vicente Mártir. Una iglesia que se inició en estilo románico, pero donde por diversas remodelaciones a lo largo de su construcción, también dispone de elementos góticos.
Nos llamó la atención especialmente los gruesos muros, gruesos, incluso para los cánones de las iglesias medievales.
La casa del Doncel
Continuando por la calle perpendicular a la que usamos para subir, a escasos 20 metros se abre una pequeña plazuela, que hace atrio a una serie de casones de medievales y renacentista. Una de ellas, la que hace esquina es famosa por ser la Casa del Doncel.
Este palacio tardogótico de los Marqueses de Bedmar, hoy perteneciente a la Universidad de Alcalá de Henares, pero en su origen, fue la casa donde nació y vivió Martín Vázquez de Arce, un aristócrata y militar del siglo XV, que falleció joven en las guerras contra Granada llevadas a cabo por los Reyes Católicos. Su sepulcro, que se encuentra en la Catedral representa un icono de la escultura tardogótica española.
Tiene tres pisos, asentados en unos grandes arcos de piedra. Su construcción original es del siglo XIII, pero fuera reconstruido a finales del siglo XV. A lo largo de su dilatada existencia ha tenido diversos usos. En su última remodelación llevada a cabo por la Universidad de Alcalá de Henares su espacio interior quedo configurado en una estructura un tanto laberíntica, para hacer las veces de museo, sala de lectura y aulario para cursos de verano.
Iglesia de Santiago
Esta Iglesia la encontramos al fondo de la calle por la que nos encontrábamos. Lamentablemente durante nuestra visita nos la encontramos cerrada, pero la fachada en estilo de románico nos hace pensar que estamos frente a una iglesia muy antigua.
Aunque bastante degastada la piedra, las arquivoltas se conservan relativamente bien y con un diseño simple pero elegante. Buscando información sobre esta iglesia, recomendamos si es posible realizar una visita a su interior, aunque está bastante rehabilitado, se conservan restos de los frescos que un día debieron decorar todas las paredes.
Castillo de Sigüenza, actual Parador Nacional de turismo
Por la siguiente calle, terminaremos subiendo hacia el castillo de los Obispos de Sigüenza. Esta construcción tenía dos claros objetivos. Por una parte, ser una fortaleza contra las razias venidas de las taifas del sur; y por otro, ser un palacio para los obispos de Sigüenza.
La fortaleza actual procede de una reconstrucción de mediados del siglo XX utilizando planos antiguos, ya que, a lo largo de la historia, este castillo sufrió numerosos asedios, algo mucho peor una época de abandono. No obstante, la traza original se asienta sobre un alcázar musulmán de comienzos del siglo VIII. Desde 1972, es Parador Nacional de Turismo.
Su interior posee un patio de corte palaciego, reaprovechado elementos originales de la fortaleza medieval. Incluso un día de invierno, resulta agradable disfrutar de un café en este patio con jardines al sol; con un abrigo puesto, claro.
Desde la parte alta de Sigüenza, se aprecian unos bosques y pinares. Por lo que nos han comentado, son ideales para realizar rutas de senderismo con el buen tiempo.
Bajamos callejeando
Desde el Castillo, fuimos bajando, callejeando por el lado oeste de Sigüenza. Así encontramos varias puertas de la ciudad vieja. Uno de estas puertas, daba a otro recinto amurallado. Luego descubrimos que se trataba de la antigua judería de Sigüenza.
Por el camino descubrimos algún que otro restaurante más y sobre todo atractivas casas rurales en antiguas casas rehabilitadas; la mayoría con muy buen gusto y perfectamente integradas en el entorno de una ciudadela medieval. Suponemos que habrá alguna ordenanza municipal.
Durante nuestra subida y bajada al castillo, fuimos viendo en los diversos restaurantes que encontramos las cartas y menús disponibles. La verdad es que se nos estaba haciendo tarde, y entre los que estaban cerrando cocinas y los que eran caros, decidimos comer frente a la Catedral, en el lugar donde tomamos el primer aperitivo.
Comer en el Bar Restaurante el Atrio de Sigüenza
Como os hemos contado, el lugar era agradable, no nos pareció caro, pero, sobre todo, nos encantó el trato al cliente. Así, elegimos una mesa con ventana y vistas a la Catedral, y nos pedimos menú del día, con dos primeros y dos segundos a elegir. Aprovechamos para disfrutar el menú completo; como acompañante, una cerveza rubia artesanal.
Los primeros, algo muy sencillo, pero muy sabroso; tomamos los tallarines con setas chinas y queso emmenthal; y luego algo más tradicional, como una sopa castellana.
Los segundos muy castellanos, unas chuletillas de cordero con guarnición y un riquísimo bacalao con tomate. Todo muy bueno y muy bien elaborado.
Y de postre, un bollito borracho local, que según nos contaron es un dulce típico de invierno en esta zona de Castilla la Mancha./a>
La Catedral de Sigüenza
Tras comer, nos acercamos a conocer la Catedral de Sigüenza en el turno de tarde. Posiblemente en atractivo principal de esta localidad. Sobre todo, llama la atención por fuera las dos torres campanarios. Como muchas de aquella época servían como refuerzo a la defensa, ya que eran templos fortalezas. Nos recordó mucho la Se Vehla de Coimbra.
La Catedral esencialmente está acabada en estilo gótico, pero evidentemente aún conservan restos de su pasado románico original, y por supuesto, como cada obispo quiso dejar su huella a lo largo de la historia, posee detalles y construcciones adicionales en todos los estilos.
La actual Catedral, cuenta con un Claustro gótico de hermosas proporciones. Este claustro también sustituyo al original románico.
La Capilla del Doncel
Dentro de esta catedral, destaca la amplitud de la zona del altar mayor, así como un sólido cimborrio cuadrangular. A lo largo de las naves, y sobre todo en la giralda, a lo largo de los siglos, se fueron construyendo capillas.
Posiblemente la más famosa sea la de la familia Vázquez de Arce, ya que posee la famosa sepultura de Martín Vázquez de Arce, el Doncel de Sigüenza. Como hemos contado, esta escultura es toda una obra maestra de estilo tardo gótico, y principal atracción de la Catedral. No obstante, en esta capilla están enterrados otros miembros de esta familia, cuyos sepulcros están decorados con esculturas realmente hermosas.
Capilla de la Concepción
Esta capilla que se accede desde el Claustro también nos llamó la atención por sus dimensiones y sobre todo por el trabajo de la bóveda de crucería que posee, de gran belleza dentro del estilo gótico, en el que aunque construida en 1509, no tiene añadidos renacentistas.
Esta hermosa capilla fue edificada por el bispo Diego Serrano para que fuera panteón suyo y de su familia.
El Museo Catedralicio
El museo catedralicio se encuentra en tres capillas rehabilitadas para este fin en el claustro. La primera sala, en su día fue la Sala Capitular; Las siguientes capillas, también se usaba en épocas de mucho de calor como Sala Capitular por ser mucho más fresca y es donde se mantiene la mayor parte de la colección de tapices de la Catedral. La última sala, una antigua herrería, también conserva en su interior más tapices.
Fuera de la Catedral existe en el atrio del templo un edificio que contiene el museo diocesano. Esta colección no nos dio tiempo a visitarlo, por lo que no podemos indicar lo interesante que puede ser.
Plaza Mayor y Ayuntamiento de Sigüenza
Saliendo de la Catedral, pero sin alejarnos de ella, llegamos a una plaza rectangular porticada en 2 de sus 4 lados. Se trata de la Plaza Mayor o plaza del mercado. Justo en otro lateral se encuentra la conocida como Puerta del Mercado de la Catedral. Es junto a esta puerta donde hay una tercera torre de esta catedral. Esta tenía una función defensiva y servía para comunicarse por señales con el castillo en lo alto de la peña sobre la que se asienta la ciudad.
Justo en frente, se haya el Ayuntamiento de Sigüenza; es un edificio renacentista de una planta muy sólida y pesada. A lo largo de esta plaza podéis encontrar bares y tascas, y cuando llega el buen tiempo creemos que es un lugar ideal para tomar algo en las terrazas que hay.
Murallas y Puertas de la Ciudad
La ciudad vieja de Sigüenza como os hemos contado estuvo completamente amurallada, con varios recintos. En los más exteriores se encontraban la aljama (o barrio musulmán) y la judería. Para entrar y salir había varias puertas, de las que actualmente se conservan aún algunas en buen estado.
Exteriores de Sigüenza, zona de pinares
Justo junto la Plaza Mayor hay otra puerta antigua de la ciudad medieval. Y tras ella un puente que salta el cauce del río Henares. Si lo atravesamos, en seguida nos encontramos unos caminos que se adentran en el bosque y pinar que vimos desde el mirador del Castillo de Sigüenza.
Aunque nos adentramos unos pocos cientos de metros, al ir en invierno y los días ser cortos, no pudimos hacer una gran ruta. Pero por lo que nos han contado desde Senderismo Guadalajara, esta zona es ideal para la práctica de esta actividad en cuanto llega el buen tiempo.
Otros atractivos de Sigüenza
Aunque recorrimos bastante en nuestra visita, Sigüenza da mucho de sí. Investigando un poco para elaborar esta entrada, descubrimos que hacia la zona baja de la Catedral existen más puntos interesantes de visitar, como El Monasterio e Iglesia de las Ursulinas, el Monasterio de las Clarisas, el Callejón de los Infantes y el parque de la Alameda.
Estas cosas nos las guardamos para nuestro próximo viaje, que trataremos que haga buen tiempo para hacer alguna de las rutas de senderismo de las que nos hablaron.
Además, haciendo noche, es interesante visitar los alrededores en coche, pues a no mucha distancia está Medinaceli, en Soria.