Retomamos nuestra actividad, publicando uno de nuestros últimos viajes. En esta ocasión, queremos que conozcáis nuestra experiencia visitando la comarca de Uclés, donde destacan el yacimiento arqueológico de las ruinas de Segóbriga, famosa ciudad romana y la propia Uclés, sede de la Orden de los Caballeros de Santiago. Estos dos atractivos lugares se encuentran en la provincia de Cuenca, en Castilla la Mancha.
Cómo llegar a Segóbriga
Una de las ventajas de esta ciudad romana, es que llegar a su yacimiento es relativamente fácil, pues se encuentra a escasos 3 kilómetros desde la autovía A3, que une Madrid con Valencia, en la salida 104 de esta autovía. Está perfectamente bien señalizado.
Abrir el mapa con el yacimiento de Segóbriga, en una ventana aparte
Este yacimiento de Segóbriga se encuentra muy próximo a Uclés, un pueblo famoso por ser la sede de la Orden Santiago, y escenario de una de las batallas más cruentas de la Guerra de la Independencia contra el invasor napoleónico.
Qué ver en Segóbriga
Breve historia de la ciudad y del yacimiento
Si siempre aconsejamos conocer, aunque sea brevemente, la historia de lo que visitamos; en un caso como este yacimiento, esto es esencial. Segóbriga fue una ciudad romana, asentada sobre un castro o ciudad celta original. Su nombre significa “Ciudad de la Victoria” en las lenguas celtas de la península ibérica.
Aunque el asentamiento bien podría proceder del siglo V a.C. apareciendo vagamente en algunas crónicas, la primera mención específica fue en el 145 a.C. en una crónica que indica que Viriato, el gran caudillo lusitano ataca la ciudad por estar aliada con una incipiente ocupación de Iberia por parte de Roma. Tras la pacificación, esta población ganó el estatus de ciudad estipendiaria, es decir, sin carácter de ciudad romana, y pagando un tributo. En época de Cesar Augusto, es cuando se la reconoce el como municipium, que alza su categoría a ciudad romana de pleno derecho, con lo que tiene inicio su época de esplendor.
En esta época, se construyen varios anillos de murallas de diferente calidad y las diferentes obras urbanísticas que definen a una ciudad romana, como el foro, el anfiteatro y un circo.
Hasta el siglo III, la ciudad fue próspera; a partir del siglo IV es cuando la ciudad empieza a decaer en cuanto a importancia, y para la llegada de los visigodos, era un centro rural, aunque aún habitado. De hecho, de aquella época se conservan restos de una basílica visigótica y una necrópolis. El fin definitivo llegó con la invasión islámica. Para cuando se reconquista la zona, la ciudad ha caído en el olvido y la población se asienta al pie del acueducto, desaparecido, que abastecía la ciudad; que tuvo que esperar a finales del siglo XIX, para ser redescubierta.
Se cree que mucha de la piedra usada para la construcción de la ciudad, fue expoliada a lo largo de la historia al ser usados sus restos como cantera de construcción en las poblaciones cercanas, como el castillo de Uclés y su monasterio.
Visita a Segóbriga
Al llegar al yacimiento, encuentras un parking donde puedes dejar el coche, o el autobús. Este es el área de recepción de visitantes. Cuenta con una caseta con máquinas de vending y un par de mesas y sillas. Además, tienen una barra, pero el servicio de cafetería, nos comentaron, solo funciona en temporadas, y algunos fines de semana.
Haciendo bueno, también hay unas sillas y mesas en el exterior, donde se puede disfrutar de un picnic familiar.
La zona de entrada se sitúa en frente. Allí es donde se venden las entradas para visitar el yacimiento. En esta construcción hay un pequeño centro de interpretación del yacimiento. En 4 salas y más otra dedicada a un audiovisual, te puedes hacer una idea de lo que vas a visitar. Además aquí es donde se encuentran los aseos del complejo. El complejo está prácticamente adaptado a sillas con ruedas, aunque no todo. Aunque supone, en algunos casos, dar algunos rodeos grandes.
Saliendo de este edificio de recepción, hay que caminar por un camino, que debería ir sobre la antigua calzada romana. Allí te vas encontrando restos de las antiguas necrópolis. También dejas algunos restos de construcciones visigóticas, como una iglesia. A medio camino, hay una gran construcción moderna.
En el momento de nuestra visita se estaba adaptando para ser un museo sobre los restos encontrados en este gran yacimiento. Lástima que estuviera cerrado. Seguro que puede resultar muy interesante.
Tras esto, seguimos otro tramo similar, con más enterramientos, para finalmente llegar a los pies de la colina, llamada “Cabeza de griego”, que es donde se asienta la ciudad de Segóbriga. De las murallas apenas quedan restos, más allá de las cimentaciones. Pero sabes que has llegado cuando tras pasar la imaginaria puerta exterior, te encuentras con un anfiteatro, conservado bastante bien, dadas las circunstancias, especialmente el graderío y parte del escenario y un teatro, que guardando las distancias es un pequeño “Coloseum”. No olvidemos que esta era una ciudad de provincia.
Los restos que quedan en pie
Como es lógico, los restos que aún quedan son los edificios públicos, construidos en piedra de buena calidad. Aunque, tampoco esperemos ver una Pompeya. La mayor parte de la piedra que falta fue usada en otras construcciones, como en el monasterio de Uclés. Por lo que la ciudad, usada como cantera, apenas conserva una parte de lo que debió ser.
Las casas particulares, probablemente construidas con materiales de peor calidad, como adobes o tapiales, no son reconocibles, aunque cabría saber si se levantase toda la tierra de esta colina, si no se encontrarían calles y restos de viviendas que aportaran más información de la ciudad.
Lo más llamativo, como todo ciudad romana que se precie, es el foro, donde gracias a una reconstrucción de parte de unas galerías que se hicieron para nivelar el terrero, permite al ojo del visitante, imaginar cómo debió ser en un su mejor época.
En torno al foro, estaban los antiguos edificios públicos, los más importantes de la ciudad. No se permite el acceso a toda esa zona, aunque puedes verla desde la zona habilitada al visitante. También hay resto de un antiguo templo pagano, posiblemente rehabilitado como iglesia en época cristiana.
Las termas y la palestra
Tras esto, te puedes pasear por lo que fueron las termas públicas de la ciudad, dentro de un complejo gimnástico o palestra. Al final de estas ruinas, se conserva una construcción del siglo XVIII. Se trata de una ermita. El día de nuestra visita estaba cerrada, pero pudimos ver que era una construcción sobre parte de los restos de las termas. Nos han comentado que se hacen romerías desde pueblos vecinos.
Algo más arriba, se encuentran más restos a la vista. Se trata de una antigua acrópolis o zona dedicada a templos. Aunque no penséis que son como la Acrópolis de Atenas, ni mucho menos. Apenas unos restos por encima de la superficie. Entre medias, mucho terreno aún sin excavar. Y es que, aunque no estemos hablando de una gran ciudad, si no, de una ciudad “de provincias”, dentro del Imperio Romano, esta ciudad tubo su importancia estratégica como punto a medio camino en una importante ruta, marcada por una calzada romana.
Principales restos visibles
Como te hemos comentado, aunque mucho hay a la vista, estamos convencidos de que queda mucho más por excavar en el Cerro del Griego. No obstante, hay algunas casas que hasta se las ha podido datar y saber el nombre de su propietario, a la par que saber el origen de su fortuna. Una de ellas, junto a las termas y el gimnasio, estuvo una casa particular que perteneció al Procurador Minero Caio Iulio Silvano, que tenía un origen griego, quizás origen del nombre de la colina, y que vivió en siglo III.
Pero los otros restos rescatados son
- El Circo, del que apenas nos han llegado restos, se encontraba junto al camino que hemos recorrido para llegar desde el centro de recepción de visitantes a la ciudad.
- La Basílica Visigoda, que fue uno de los primeros edificios excavados. Debió tener tres naves regulares.
- El Anfiteatro, que tenía una capacidad aproximada para 5.500 asientos y varias zonas para el disfruta de los espectáculos.
- La Casa del Procurador Minero, de la que te acabamos de hablar junto a gimnasio.
- La Muralla y Puerta Principal, de la que solo quedan los cimientos y la parte inferior de algunos lienzos. De las murallas de madera nada queda, más que alguna referencia, por lo que debemos imaginarla.
- El Teatro, aunque no muy grande, si es de los que mejor conserva la zona del graderío y donde aún se realizan de vez en cuando espectáculos teatrales como en Mérida, pero de menor trascendencia.
- Criptopórtico del Foro y de la Curia; como hemos dicho, para solventar el problema de desnivel, los romanos levantaron una terraza usando unas estructuras con arquerías, que han sido rehabilitadas. Aunque no se puede entrar en la zona del foro, desde la zona habilitada, se pueden comprobar e imaginar cómo fue esta plaza porticada con unas hermosas vista sobre la llanura manchega.
- Termas del Teatro y Gimnasio; posiblemente los restos mejor conservados, donde aún podemos apreciar los vestuarios y algunas salas de las termas.
- Las Termas Monumentales; que, aunque no tan impresionantes en tamaño como las de la ciudad de Roma, estaban completamente equipadas con todos los servicios y necesidades de un ciudadano romano del siglo II, con gimnasio, zona de recreo y varias salas para tener agua a diferente temperatura y disfrutar del baño y masajes.
- La Basílica, aunque con este nombre, realmente era un edificio administrativo romano, pese a que en sus extremos tenía unas pequeñas capillas dedicas al culto imperial.
- El Aula Basilical, este sí era un templo (o así se cree). Tenía tres naves separados por columnas y que terminaba en un ábside como las iglesias “modernas”, si bien este, de forma rectangular. Debió estar dedicado al culto imperial.
- El Foro, que es la plaza pública propiamente dicha era el corazón y el alma de la ciudad romana.
- El Acueducto, poco queda del acueducto original, que, desde el actual Saelices, abastecía la ciudad romana. No hay que pensar en el acueducto de Segovia, si no en una canalización que no debía saltar semejante salto entre montañas para entregar el agua en los aljibes de la ciudad.
- >Las necrópolis, que ya se ven durante el camino a la ciudad. Se sabe que, para construir el circo, debió ser necesario trasladar algunas necrópolis. Aun así, conservamos varias, sobre todo centradas en la antigua basílica.
Como podéis puede comprobar, hay bastantes restos excavados y estudiados. La mayor parte de ellos se pueden visitar. La visita es muy didáctica, al ver una ciudad romana original, o al menos sus restos. Esta visita, si además se complementa con la visita a Uclés, puede ser un plan muy interesante para hacer, sobre todo en familia.
¿Y tú? ¿Habías oído hablar de esta ciudad romana? ¿Habías estado antes en esta, u otro yacimiento arqueológico romano? Cuéntanos qué te pareció la experiencia en un comentario.
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