El año pasado se cumplieron 70 años de la publicación del célebre libro de Viaje a la Alcarria, como ya contamos en una entrada anterior. Para celebrar aquel viaje de Camilo José Cela, nos dimos un viaje de fin de semana siguiendo sus pasos. El que mucho abarca poco aprieta, y eso nos pasó en aquella ocasión, por lo que hemos decidido regresar a los principales hitos de aquel viaje. En esta ocasión, nos regalamos una estancia en Pastrana, uno de los pueblos con más historia, famoso por sus ilustres habitantes.
Cómo llegar a Pastrana
Pastrana es la capital de la comarca de la Alcarria, pese a ello, su acceso no es especialmente bueno, al tener que transitar por diversas carreteras comarcales, que aunque están bastante bien conservadas, te obligan o a dar mucha vuelta, o a ir por carreteras de montaña.
La entrada se realiza desde la carretera CM200 . Nosotros entramos desde la parte alta, donde hay un mirador que permite disfrutar de una hermosa vista de esta noble villa y su valle, adornado por varios arroyos.
Brevísima historia de Pastrana
Lejos de daros un charla sobre la historia de esta villa, sí es necesario conocerla ligeramente, puesto que si no, es imposible entender la monumentalidad de algunas de sus construcciones.
La villa siempre estuvo en una privilegiada situación estratégica, puesto que tenía agua desde varios arroyos y unas vegas bastante fértiles. Así, los romanos construyeron en sus inmediaciones un fuerte, en torno al que fue creciendo una pequeña ciudad. Con la invasión árabe, esta población perdió bastante importancia, hasta que durante la reconquista, fue donada para su defensa a la Orden de Calatrava. Enrique II de Trastámara concedió fueros y rango de villalengo a Pastrana, por lo que desde aquel momento, la villa crecería en importancia y población.
Cuando en 1541, se le querían quitar estos privilegios, Doña Ana de la Cerda, abuela de la conocida Princesa de Éboli, compró la villa; de cara a mantener estos privilegios y hacer de Pastrana un centro de poder. Más tarde, Doña Ana de Mendoza y de la Cerda, la conocida como Princesa de Éboli se casó el secretario de Felipe II, Don Ruy Gómez de Silva, obteniendo el título de Duques de Pastrana y dando lugar a la verdadera edad dorada de la villa, construyendo sobre las ruinas de una fortaleza, el actual Palacio Ducal y, la Colegiata y varios conventos.
El declive de la villa se produjo en el siglo XVIII, cuando la familia ducal se trasladó a vivir en Madrid, cayendo esta villa en el olvido, pese a ello, al menos sigue contando con un hermoso trazado renacentista y barroco.
Haciendo turismo por la villa ducal de Pastrana
Y tras llegar por unas preciosas carreteras de montaña, sobre todo si como a nosotros, te gustan, llegas por la parte de arriba de Pastrana. Desde un mirador se divisa toda la villa y las vegas formadas por varios arroyos, aunque sobretodo ya empieza a destacar dos edificaciones impresionantes. El Palacio Ducal y la Colegiata.
Bajamos un poco con el coche. La travesía que recorre el pueblo, deja el centro histórico a la izquierda, aunque a la derecha se quedan varios conventos, como el Monasterio de San Francisco, que en su momento debieron estar extramuros; aunque hoy se ha rehabilitado como un centro de salud, oficinas del ayuntamiento y restaurantes con patios.
Nosotros dejamos el coche un poco más abajo, en una calle que se abre a la izquierda; muy cerca de la Plaza de Toros. Para aquellos curiosos de la historia de la tauromaquia, esta es la plaza de toros más antigua en uso de Guadalajara, datada entre mediados y finales del siglo XIX.
Una vez que dejamos el coche, lo mejor es recorrer el centro histórico a pie. Tampoco es muy grande, y aunque en algunas partes hay cuestas, tampoco son tan pronunciadas como para no hacerlo. Además, que el centro está peatonalizado dentro de lo que estaba dentro del perímetro de la antigua muralla de la ciudad.
Nos adentramos por la calle Princesa de Éboli, para tras pasar por un arco de entrada, que debió pertenecer a la antigua cerca, entramos en la plaza mayor, donde se sitúa el Palacio Ducal. Si como nosotros vas un miércoles, te encontrarás un mercadillo popular en esta plaza con muchos puestos variados que aprovechan los soportales de la plaza para exponer su producto, como hicieran sus ancestros siglos atrás.
En esta calle se encuentra un casón que llama la atención por su curiosa fachada. Se trata de la Casa de los Caballeros de Calatrava, los primeros propietarios de la villa.
Esta plaza mayor está abierta en su lado sur, por lo que es muy soleada. Es una pena que permitan el tráfico rodado, aunque sea de forma restringida, pues estropea el entorno.
El Palacio Ducal de Pastrana
Este edificio mastodóntico está construido sobre un alcázar previo, aunque la actual configuración es debido a las obras acaecidas por Dª Ana de la Cerda, aunque su máximo esplendor se alcanza cuando se transforma en residencia de su nieta y primera Duquesa de Pastrana, Dª Ana de Mendoza y de la Cerda y Princesa de Éboli. Su planta es cuadrada con cuatro torres en sus ángulos.
Su interior actualmente está bastante vacío. Aunque, se conservan algunos elementos decorativos como los artesonados platerescos, los zócalos de azulejería toledana de estilo mudéjar y algunos muebles chinos del siglo XIX. Quedan algunos tapices también. Este edificio fue adquirido y restaurado por la Universidad de Alcalá de Henares.
La visita a este palacio se realiza con la oficina de turismo, que se sitúa en el mismo palacio y que se entra por una puerta pequeña a la izquierda de la entrada principal del Palacio.
Los pases son de lunes a sábado, a las 12:30 y las 17:00 horas, con grupos mínimos de 5 personas; mientras que los domingos son a las 11:30 y 12:30 h.
No obstante, no existe una actividad o exposición formal dentro del palacio, salvo en ocasiones especiales, y durante la fiesta Barroca de Pastrana, que generalmente se hace en el mes de julio, donde se monta un mercado barroco con representaciones y recreaciones históricas de los importantes personajes que pasaron por la villa.
Parada para un pequeño tentempié
Si salimos por el siguiente arco de la plaza, nos volvemos a encontrar en una calle peatonalizada, aunque los locales siguen metiendo tráfico rodado. A ambos lados hay varios bares y restaurantes.
De los muchos sitios donde vinos que se podía tomar algo, os vamos a contar el que más nos gustó, y en el que entramos a tomar un café con un dulce local realizado a base de harina y uvas. Se trata de la Pastelería Éboli.
Colegiata de la Asunción de Pastrana
Tras esta parada para tomar fuerzas, continuamos recto por la calle semipeatonal, y finalmente nos encontramos la plaza del Ayuntamiento. Justo en frente, está esta Colegiata, con un atrio de entrada.
Este templo de origen románico, pero con tantos añadidos góticos y renacentistas fue edificado por los Caballeros Calatravos. En el siglo XV se modifica la entrada principal, que es la que actualmente existe con una entrada estilo isabelino.
Los grandes cambios se realizan por orden del I Duque de Pastrana, Ruy Gómez de Silva, el marido de la Princesa de Éboli en 1569.
Durante nuestra visita, aún se conserva parte del material utilizado durante la exposición “Huellas de Santa Teresa”, donde todas las ciudades Teresianas compartieron el V Centenario del nacimiento de la Santa. Frases y reflexiones de la Santa se mezclan con un Viacrucis y la historia de esta santa fundadora y reformista de la Orden del Carmelo.
Su interior merece ser visitado y conocido, pues atesora una gran belleza. Además, alberga un museo con una importante colección de tapices y obras de arte de todo tipo como cuadros, altares, elementos de orfebrería, como relicarios, entre otros.
Convento de San José
Este convento fue fundado por Santa Teresa de Jesús, contando con la ayuda de los duques de Pastrana en 1569. El convento en sí es una unificación de varias casas. Una de ellas, transformada en una iglesia de una única nave, que es muy sencilla y a la vez hermosa. Cuenta con un campanario de espadaña.
Este convento perteneció a la Orden de las Carmelitas descalzas hasta que, tras los problemas con la Éboli, fue ocupado por monjas franciscanas concepcionistas.
Al quedarse viuda, la princesa de Éboli trató de ingresar como monja en la orden de Santa Teresa, obligando a sus sirvientas también a ingresar, para seguir manteniendo el trato de una persona de alcurnia. Esto no agradó a la Santa, y junto con otros problemas entre ambas mujeres tensionaba la relación. Finalmente, la Santa hizo que todas las monjas huyeran del Convento, dejando sola a la princesa, que evidentemente, no se lo tomó muy bien.
Actualmente, las edificaciones de este convento es un restaurante ambientado en la época llamado El Cenador de las Monjas. Aún conservan muchos elementos originales de la época.
Parada para comer en el Restaurante Tinelo
Aunque descubrimos varios restaurantes y lugares interesantes para comer por este primer recorrido por Pastrana, el menú más equilibrado entre interés y precio nos pareció el de este restaurante. No obstante hay otros tantos igualmente interesantes, en otros estilos.
Tomamos un menú simple, pero sabroso; y lo mejor a un precio muy asequible. Especialmente buenos, los postres caseros.
Seguimos descubriendo Pastrana
Por la tarde, al realizar la visita a finales de otoño el frío se hizo mucho más presente. Y sobre todo, porque ya no queríamos realizar más visitas al interior de otros edificios. Por esa razón, ya solo descubrimos los puntos interesantes de Pastrana desde la calle.
La fuente de los Cuatro Caños
En la plaza de igual nombre se encuentra esta fuente tan curiosa de estilo renacentista italiana. Es uno de los elementos urbanos más emblemáticos de Pastrana.
Esta fuente cuenta con cuatro caños laterales, y cada caño surge desde unos mascarones en relieve. Todos diferentes, por lo que los amigos de los misterios han teorizado sobre el posible significado de estas simbologías.
En esta plaza, además de varias casas de bonita planta, y un restaurante, se encuentra la oficina de Correos.
Arco de San Francisco
Si subimos la rampa que sale a derecha de la fuente, subiremos por una calle que termina en el Arco de San Francisco. Este arco en su día fue una de las puertas de la ciudad y daba prácticamente en frente del convento de San Francisco
El origen de la muralla está en 1369, cuando la Orden de Calatrava, consiguió el rango de villa para Pastrana; con lo que era posible que contase con una fuerte muralla; y puertas de acceso donde controlar la entrada y salida de mercancías. Esta puerta se nota que ha sido restaurada en un tiempo relativamente reciente, por el buen estado de conservación.
Casa de Moratín
Aunque la importancia de Pastrana en el contexto de España durante el siglo XVIII fue menor que en otros siglos previos, durante este siglo tuvo frecuentes visitas por parte del intelectual Leandro Fernández de Moratín, autor de El Sí de las Niñas.
Aunque no pudimos visitar la casa, solo pudimos verla desde fuera. Se llega subiendo por otra cuesta partiendo de la plaza de la Fuente de los cuatro caños. El edificio es un robusto edificio de corte clásico en fachada de piedra.
Sinagoga Judia
Parece ser que durante la edad media Pastrana albergó una importante comunidad judía, y que fruto de esta estancia, se edificó una sinagoga. En esta casa, se cree que pudo estar esta construcción; debido a los detalles decorativos de la fachada, algunos grabados sobre estuco. Que son de arte mudéjar con la Estrella de David de 6 puntas. Símbolo judío por excelencia.
Monasterio de Sán Francisco
Como monasterio, creemos que no queda nada. Todo este complejo de edificios ahora está dividido en varios usos. Este monasterio se sitúa extramuros de la antigua cerca de Pastrana. Es el conjunto que vimos según bajábamos con el coche. Sus patios se han reconvertido en parking para los funcionarios del Centro de Salud, mientras que otra parte, ha sido habilitada como restaurante, que es donde se conserva más el pasado conventual.
Otros puntos que no nos dio tiempo a visitar
Aunque pasamos prácticamente el día completo, evidentemente es imposible verlo todo y visitarlo todo. Gracias a varios carteles turísticos que te guían por la ciudad, os indicamos los puntos que resaltan como de interés turístico. No por nada, Pastrana posee la protección como Bien de Interés Cultural desde 1966.
- Barrio del Albaicín.
- Casa del Deán.
- Palacio de Burgos.
- Colegio de San Buenaventura.
- Casa de Caballero Calatravo.
- Casa de la Inquisición.
- Ermita de San Pedro y San Juan de la Cruz.
Convento del Carmen de Pastrana, Museo Teresiano
Queremos hacer una mención independiente para este Convento, ya que es necesario ir en coche porque no se encuentra en el caso urbano de Pastrana; aunque no muy lejos, si está algo alejado.
Este convento fue fundado por Santa Teresa de Jesús, con la ayuda de los Duques de Pastrana en 1569. En esta fundación, estuvo también presente San Juan de la Cruz. La comunidad carmelita habitó el convento hasta su dexclaustración forzosa debida a la desamortización de Mendizábal de 1836. Más tarde, pudo ser reutilizado por los Franciscanos, a modo de seminario.
Tras una breve visita, continuamos nuestro viaje, pasando de nuevo por algunos de los pueblos descritos por Cela de la Alcarría, pero ya no paramos. Sin duda, esta comarca, aunque famosa, aún tiene escondidas muchas cosas que mostrar. ¿Las conocías? Nuestra próxima visita, Las jornadas barrocas de Pastrana, en julio.
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NOTA: Imagen de portada de AhoraQueMeAcuerdo.
Habéis tenido suerte, nosotros fuimos a visitar Pastrana un Jueves, y no pudimos ver ni el Palacio Ducal ni la Iglesia, pues nos dijeron no había un grupo con el numero suficiente para verlo. La de la oficina de turismo, muy antipática, nos echo mala manera. Nos fuimos a comer a otro pueblo cerca, Albalate.
La verda es que el Palacio Ducal tampoco es maravilloso de ver, ya que está vacio generalmente. Y si, la verdad es que en la oficina de turismo podrían ser más amables. Por suerte nosotros nos pudimos informar de lo que hay gracias a la gente de Pastrana y al simpático párroco de la Colegiata de la Asunción de Pastrana.