La verdad es que parece que lo hemos buscado, nuestros pies nos llevan a visitar otro pueblo de Castilla la Mancha, y que nuevamente tiene una gran trascendencia en la vida de nuestra reina más emblemática, Isabel la Católica; y es que nos referimos a la población toledana de Ocaña, a escasos 70 kilómetros desde Madrid por la autovía A3 de Andalucía.
Este viaje no estuvo preparado, así que simplemente nos dejamos llevar. No obstante, esta población es realmente bonita y es una interesante excursión de un día fácil de realizar en un día desde Madrid o Toledo.
Breve historia de Ocaña
Cuando visitamos una población cargada de historia, siempre es bueno tener unos antecedentes históricos para comprender la causa de las cosas. Trataremos de ser muy breves, pero contándoos lo esencial.
La zona de Ocaña ha estado habitada desde la prehistoria, puesto que sus tierras son muy fértiles por la presencia de manantiales por toda la zona. Así fue un asentamiento íbero, romano, visigodo y árabe. El Emir de Sevilla, dona como dote de su hija, la villa de Ocaña a Alfonso VI. Pero no duraría mucho en manos cristianas, y estaría en disputa hasta que Alfonso VII terminó integrándola en el reino de Castilla y dándola fueros propios.
Una de las comunidades de judíos más importantes de Castilla habitó en Ocaña, hasta su expulsión en 1492. No obstante, de ella, surgirían muchos cristianos nuevos, muy útiles como funcionarios de la corona hispánica, pues llegaban a los puestos de responsabilidad por méritos, y no por linajes.
En esta villa, convocaron cortes, Juan II y Enrique IV, y en ella encontró refugio la joven princesa Ysabel, amparada por los caballeros Gonzalo Chacón y Diego Gutiérrez de Cárdenas, Comendador de Santiago. En 1499, los Reyes Católicos jurarían como Príncipe de Asturias a su nieto Miguel, en la desaparecida Iglesia de San Pedro. Ocaña también tendría ilustres visitantes, como Juana I y Felipe ‘El Hermoso’; y a Felipe II, que también paso largas temporadas, especialmente durante su infancia.
Ocaña vuelve a la historia por dos batallas; la primera, una escaramuza entre tropas castellanas y portuguesas. La verdadera batalla importante fue durante la guerra de la independencia, cuando las tropas española fueron derrotadas por las francesas, abriendo la puerta de La Mancha a los ejércitos napoleónicos.
Durante la Guerra Civil fue temporalmente la capital de la provincia de Toledo
Qué cosas interesantes hay que ver en Ocaña
Llegando a Ocaña, lo más interesante está en el casco histórico, como era de esperar. Por ello, lo mejor es dejar el coche en los aledaños y moverte andando esta noble villa.
La plaza Mayor de Ocaña
Posiblemente el mejor sitio donde empezar una visita a esta ciudad sea la propia plaza mayor, aunque luego sea necesario volver a atravesarla nuevamente en nuestro recorrido. Esta plaza mayor sustituye a la anterior, que aunque regular, no debía resultar tanto como la actual. Esta plaza es un ejemplo del racionalismo urbanístico del barroco del siglo XVIII. Empezó a construirse en 1777 por orden de Carlos III.
Aunque parece cuadrada, no lo es exactamente, aunque podemos asumir que sí lo es. Aparentemente todas las fachadas parecen iguales, pero si nos fijamos en los detalles, veremos que no lo son. Cada fachada recibe un nombre, debido a que para terminar el cerrado de la plaza fue necesario solicitar préstamos a otras localidades, por lo que en su recuerdo, se erigieron estos nombres.
La casualidad quiso que el día de nuestra visita, coincidiera con la celebración de un mercado medieval, aunque, perfectamente podría ser barroco, medieval o romano. Esta costumbre de los mercados temáticos está muy bien, pero creemos que hace falta un poco de criterio a la hora de traer mercaderes, porque no todo vale.
No obstante, no dejó de ser un divertimento extra, y con los espectáculos de música, a la tarde cuando descansamos tomando algo en alguna de las muchas terrazas que pueblan la plaza, resulto de lo más agradable.
La fuente grande
Algo único y exclusivo de Ocaña, y de parada obligada, es este complejo de aguas del siglo XVI diseñado minuciosamente por Juan de Herrera, el arquitecto de El Escorial.
Comenzada en 1573, esta fuente es uno de los mejores ejemplos de ingeniería civil renacentista en España, tanto es así, que nos comentaron que unos norteamericanos en el siglo XX hicieron una oferta muy generosa para llevarse la fuente piedra a piedra.
Esta fuente consta de tres partes; la primera son las galerías excavadas en las laderas de Ocaña, que canalizan el agua hacia la zona de los caños. Los caños; que inicialmente eran dos, pero con el tiempo se añadieron otros hasta los 10 actuales; Y por último la zona de abrevaderos y lavaderos. El complejo dispone de unas escaleras y un patio enlosado con piedras sillares, con una preciosa columnata de estilo toscano.
Se cuenta que la fuente tenía tal abundancia de agua, que podía suministrarla para todos los vecinos de la época y aún sobraba para alimentar 200 almazaras de aceite.
El palacio de los Cárdenas
Este imponente palacio renacentista no lo pudimos visitar por dentro, debido a que tras su última restauración actualmente es la sede del Juzgado de primera instancia de Castilla la Mancha y los fines de semana cierran. No obstante, la simple contemplación interior es impresionante.
Nos contaron que el interior se ordena desde un típico patio renacentista, donde los capiteles de las columnas poseen el símbolo de Gutierrez de Cárdenas, la “S”. Esta misma “S” que domina el frontón de la puerta principal. Para entender este símbolo, hay que conocer ligeramente al propietario del palacio.
Gutierrez de Cárdenas, era sobrino del consejo y mayordomo de la princesa Ysabel de Castilla, y por tanto, hombre de su total confianza. Como la boda entre los príncipes Isabel y Fernando era un secreto, Cárdenas fue el encargado de visitar Aragón y ser los ojos de Isabel en Zaragoza, donde se llevaron a cabo las negociaciones. No dejaba de ser una boda de origen político.
Cuando Fernando, disfrazado consigue llegar a Valladolid, al palacio de los Velada; lugar donde terminarían casándose, Isabel preguntó a Cárdenas si uno de los mozos llegados desde Aragón era Fernando, puesto que los novios se habían escrito, pero nunca se habían visto.
Gutierrez de Cárdenas respondió a la princesa Isabel, un lacónico “Ese es”; Y tanto gustó la frase, que terminaría siendo su emblema. Las “S” aparecerán en su forma normal, pero como en la fachada, tumbadas, puesto que eran más armoniosas a su entender.
El interior es el de un palacio gótico mudéjar, pero en el que ya empieza a dejarse ver el renacimiento. Las mejores estancias dan a la fachada principal, pero todo el conjunto posee preciosos artesonados mudéjares. Este palacio tiene una buena estructura defensiva y nos recuerda al Palacio Ducal de Pastrana, viaje que os recomendamos.
Teatro Lope de Vega
Este teatro se asienta en lo que fuera un Colegio que los Jesuitas tenían en Ocaña. Las diferentes dependencias actuales fueron en su día las aulas y salas de esta orden, y lo que hoy es el teatro en sí fue la iglesia, cuyas formas, con muy poco esfuerzo, siguen siendo visibles, pese a las reformas.
Este precioso edificio del siglo XVI ha sufrido muchos usos, y ha estado habitado por muchos tipos de gentes. Desde la expulsión de los Jesuitas por orden de Carlos III, el edificio fue usado tanto como escuela, como cuartel de caballería, como oficinas y por último como teatro.
Debido al penoso estado de conservación, provocado por los mil usos y la falta de mantenimiento, en 1974 fue necesaria una intervención importante que fue la que permite disfrutar del bello teatro en el interior.
La fachada principal, que da a la calle Lope de Vega, conserva no obstante su esplendor original renacentista con piedra labrada con una puerta con un arco de medio punto. En uno de los extremos del edificio, se haya una torre gótico mudéjar de tres alturas; En esta torre actualmente se encuentra el reloj de Ocaña.
El Rollo de Justicia o Picota de Ocaña
Ocaña fue muy importante; en su condición de villa, se le concedió el privilegio de administrar justicia. Esto se vio representado en la presencia de una picota o rollo de justicia, que es una columna de piedra coronada por una cruz. Hoy se puede encontrar en frente de la fachada del Teatro Lope de Vega, en una pequeña plaza de igual nombre.
La columna gótica que vemos hoy, ni es la original del siglo XV, ya que es una réplica fidedigna, ni está en su posición original. Su composición es de 8 columnas circulares que rodean un pilar, que termina en una preciosa coronación que sirve de peana a una cruz de hierro; y todo en piedra caliza.
La Casona
Este edificio, originalmente del siglo XVI, pertenecía a un único propietario y estaba en la misma calle que el Colegio de los Jesuitas, actual teatro Lope de Vega. Sus corrales eran tan grandes, que podían tener una plaza propia para festejos taurinos privados.
Tal era el tamaño, que esa casa solariega, termino entrando en el día a día popular bajo la denominación de La Casona.
De aquella época solo se conserva la fachada, ya que todo su interior se ha renovado para hacer de ella un complejo de viviendas residenciales. Evidentemente, nada tiene que ver con la original, pero al menos la fachada nos permite imaginar cómo fue el Ocaña del siglo XVI.
Iglesia de Santa María de la Asunción
Esta es posiblemente la iglesia más importante de Ocaña. Data de siglo XII, y fue edificada sobre una mezquita, que a su vez se asentó sobre otra construcción más antigua.
La actual iglesia no es la original que se asentó sobre la mezquita, ya que en el siglo XVIII el mal estado de los muros originó unas grietas que amenazaban el colapso. Por eso, fue derribada y reconstruida en el estilo neoclásico actual.
Uno de los mayores atractivos de esta iglesia son las capillas del Cristo de los Desagravios y la de Nuestro Padre Jesús Nazareno, de singular belleza.
Iglesia de San Juan Bautista
En esta Iglesia estuvo en numerosas ocasiones la princesa Isabel, de ahí parte de su importancia.
Si el anterior templo se asentó sobre la mezquita, este templo se asentó sobre la sinagoga judía. De la originaria construcción mudéjar del siglo XIII, aún se conservan en su interior sus arcos de herradura longitudinales entre naves, así como una pequeña estancia a la que se entra a través de la capilla de la Concepción o de los Chacones.
Durante nuestra estancia, la iglesia estaba en obras, así que solo pudimos ver una pequeña parte, pero lo que nos faltó de ver parecía de lo más interesante.
Iglesia y Convento de Santo Domingo de Guzmán
Este convento de Santo Domingo es una construcción típicamente renacentista del siglo XVI, con unas líneas arquitectónicas muy clásicas. Tiene la particularidad de ser uno de los pocos conventos que se libró del decreto de Desamortización de Mendizábal.
La primera piedra fue colocada por el futuro Felipe II, cuando aún era un joven príncipe y estuvo habitando en Ocaña. El claustro de estilo más clásico, fue diseñado por Alonso de Covarrubias, con una forma rectangular con dos pisos y arcadas de medio punto tanto en el piso superior como en el inferior.
En el interior, la Iglesia presenta un estilo muy italiano, aunque las pinturas murales no son las originales. Las actuales se deben a un fraile, discípulo de Luis de Madrazo, que se encargó de ejecutarlas a finales del siglo XIX.
El Coro de la Iglesia
Afortunadamente nos ofrecieron durante la visita subir al coro. Una obra de arte de grandísima calidad que bien podría estar en alguna catedral. Fue esculpido en 1573 en madera de nogal de estilo renacentista italiano. Originalmente este coro no estaba destinado a estar en esta iglesia, pero fue adquirido y encajado en la iglesia a mediados del siglo XIX.
Museo Porticum Salutis
Otra dependencia que merece una mención propia es esta muestra, desgranada del Museo Arqueológico, que originalmente estuvo en este convento. Es un Centro de interpretación que reúne manifestaciones artísticas clásicas, como belenes y maquetas, con modernas tecnologías audiovisuales. En definitiva un pequeño viaje en el tiempo, con piezas recopiladas por todo el mundo, hacia el conocimiento de la sociedad, a través del arte, la técnica y los elementos religiosos.
Para visitar este museo es necesario avisar con antelación en el teléfono: +34 925 15 60 90. Probablemente el Padre Fray Augusto Antolínez Novo os realizará una visita guiada.
Torre y Arco de la Iglesia de San Martín
Eso es, de la Iglesia del siglo XV de San Martín actualmente no nos queda ya ningún recuerdo, salvo estos dos elementos, un tantos destextualizados. Son un arco plateresco de gran belleza y una torre en estilo clásico herreriano.
La iglesia fue desmantelada a mediados del siglo XIX. Actualmente, los restos que quedan, se encuentran bien conservados y con mucha imaginación, podemos imaginar lo que pudo haber sido, y no fue.
Otras iglesias, monasterios y casones importantes
Cuando una ciudad es importante, y Ocaña está claro que lo fue, en torno a ella aparecen fundaciones de conventos, monasterios e iglesias; así como casas solariegas.
Convento de Santa Catalina de Siena
Este convento no lo pudimos ver, más que por fuera y dándonos un paseo fuera de lo que entendemos que fue el casco histórico, y que posiblemente en el pasado quedara fuera del casco urbano. El edificio es mudéjar es un precioso ejemplo de construcción castellana.
Convento de Santa Clara
Este otro convento, también de mediados del siglo XVI. Se sitúa aproximadamente detrás de la plaza del ayuntamiento. Este convento por fuera presenta unas líneas muy sobrias.
Convento de San José o de las Carmelitas Descalzas
Este convento de Carmelitas Descalzas fue fundado por la sobrina de Santa Teresa de Jesús, la monja reformadora de la Orden. Es un convento de clausura. Sigue un modelo clásico de los conventos de Carmelitas Descalzos, con una sobriedad impresionante en lo estético.
Casonas solariegas de Ocaña
Ocaña amasó grandes fortunas y muchas familias mostraron su poder en forma de grandes casas; casas que si hoy nos llegaran de herencia, serían más un tormento que una alegría. Desde los inicios del renacimiento, hasta alguna que otra casa de corte modernista ecléctico, darse una vuelta por Ocaña puede llegar a sorprender, aunque donde más hay es en la calle principal.
Información de interés para visitar Ocaña
La oficina de turismo se encuentra en la plaza mayor. Es bueno conocer qué se puede ver, porque aunque Ocaña no es excesivamente grande y se puede recorrer andando para encontrar los principales puntos de interés, es mejor tenerlos localizados.
El horario de atención al visitante es de lunes a domingo, de 10:30h a 13:30h y de 16:30h a 19:30h, excepto martes y domingo.
El teléfono de contacto: +34 925 12 08 91
Hay visitas guiadas gratuitas los fines de semana, saliendo de la oficina de turismo a las 12:30 horas, para la visita monumental. Y los domingos a las 12:00 horas, para la visita a las galerías subterráneas de la Fuente Grande
La Semana Santa de Ocaña está declarada de Interés Turístico Nacional.
Durante el mes de julio se representan tradicionalmente las obras «Peribañez y el Comendador de Ocaña» de Lope de Vega; y de Calderón de la Barca, “Casa con dos puertas mala es de guardar”, al estar ambientadas en esta villa.
Aunque no es necesario hacer noche si estas en Madrid o Toledo, si quieres puedes encontrar los mejores hoteles en Ocaña o su entorno en el enlace. |
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